La Pareja Fundadora
En Paraguay existe una tradición centenaria de establecer una colonia. La mayoría de las colonias se han construido sobre una base específica del país o temática. Por ello, Sylvia y Erwin Annau fundaron en 2016 el proyecto de colonia “El Paraíso Verde” con la ayuda de la empresa “Reljuv S.A.”. Su plan era comprar un enorme terreno y hacer posible que todo el mundo pudiera colonizarlo.
Según Sylvia y Erwin Annau, los colonos que llegan a El Paraíso Verde pueden ser cualquier persona que esté dispuesta a vivir en una comunidad. Independiente y sin gobierno ni policía, que se decida por la paz, la libertad y el respeto mutuo, de acuerdo con los principios de vida establecidos. Y lo bonito es que ¡lo han conseguido!
La belleza de este proyecto es que hay un servicio completo para cada colono
¿Qué hacer en caso de corte de luz? ¿Y si no corre el agua? ¿Quién se ocupará de la jardinería si ya no estás en condiciones o no quieres hacerlo tú mismo? ¿Dónde puedo comprar mi propia tierra y cultivarla… y quién la cultivará por mí? ¿Dónde puedo conseguir todas las plantas, verduras y frutas que necesito cuando mi huerto autosuficiente esté en marcha? ¿Quién reparará mi puerta, mis ventanas y mi cuarto de baño? ¿Cómo y dónde invierto mi dinero si lo bloquea o incluso lo confisca la banca en Europa y otros países o si los bancos se declaran en quiebra?
Todas estas cuestiones deben plantearse a la hora de emigrar. Por esta razón, El Paraíso Verde necesitaba una empresa de servicios que cubriera todos estos problemas de forma completa e íntegra. Esto es lo que hicieron Sylvia y Erwin Annau al fundar Reljuv S.A.
¿Cuál es el objetivo del proyecto?
El objetivo es construir una gran comunidad para personas que emigran a Paraguay, que eventualmente pueda albergar entre 3.000 y un máximo de 20.000 personas, con colonos que tengan una buena perspectiva política y tal vez incluso interés espiritual. Así que no hace falta estar espiritualmente a la altura ni siquiera interesado.
Para Sylvia y Erwin Annau, lo único importante es que los colonos que vengan a El Paraíso Verde estén dispuestos a tener paz, confianza y valor para construir el proyecto de alguna manera, y estén dispuestos a ser buenos con todos los demás colonos y no causar discordia, desconfianza y división. Cada uno puede creer lo que quiera. Y de acuerdo con los principios de la vida, no está permitido imponer una fe o un sistema de creencias concreto a otros colonos.
Del mismo modo, Sylvia y Erwin Annau no quieren ser vistos como gurús o jefes de gobierno. Están en la misma posición que los colonos. Lo demuestran a los colonos cada día viniendo al café, bailando en la pista, bebiendo un vaso de vino y charlando con los demás colonos con total normalidad e igualdad. Dirigen una empresa que presta servicios a todos los colonos. No hay gobierno, policía ni oficinas extrañas. El Paraíso Verde es una comunidad preholística y el preludio de una nueva era. La única opción que los fundadores mantienen abierta es excluir del proyecto a cualquier colono que viole los principios de vida.
Erwin Annau:
“Somos dos personas sencillas que albergamos el deseo de libertad e independencia desde hace muchos años y que, en lugar de quejarnos de las condiciones cada vez peores, nos hemos limitado a buscar soluciones y crear una alternativa para todos aquellos que desean una vida libre de alienación, presión fiscal, poder estatal y burocracia.
Soy un pensador lateral desde que tengo uso de razón. Nunca pude encajar, siempre fui un rebelde y alérgico a todo lo que intentara tratarme con condescendencia. Por eso tengo una vida llena de acontecimientos a mis espaldas y una maravillosa vida de libertad por delante”.
Sylvia y Erwin Annau son los fundadores de El Paraíso Verde y forman parte del consejo de administración de la empresa Reljuv S.A. para todos aquellos que emigran a Paraguay. No son cancilleres ni presidentes de estado. La actitud política en El Paraíso Verde es, por tanto, democrática y anarquista, con un llamamiento a que la gente se responsabilice de sí misma. En cada reunión del pueblo, cualquiera puede proponer sus sugerencias y mejoras, y no hay gobierno.
Por esta razón, aquí existe una anarquía positiva y benévola. No hay gobierno, ni policía, ni ejército. Pero tampoco hay radares de velocidad en las carreteras, ni salteadores de caminos que quieran robarte amparándose en la ley, ni oficina de licencias comerciales, ni autoridad de la construcción, ni un grueso libro de leyes de miles de páginas. Un lugar ideal para emigrar a Paraguay.
Paz y seguridad
Sin embargo, a veces son importantes algunas reglas para mantener la paz y la seguridad de las familias en una comunidad tan grande: de ahí los principios de vida. El Consejo de Colonos y Reljuv S.A. se encargan de mantener vivos los principios de vida, que también se hacen cumplir en caso de emergencia. El Paraíso Verde es también una comunidad cerrada, es decir, no se permite la entrada a todo el mundo y hay una puerta en la que hay que registrarse como forastero. No puedes entrar sin más y servirte a los colonos.
Muchas personas ya han intentado entrar en El Paraíso Verde para causar problemas, como el ministro de Sanidad, la prensa general u otros. Sólo se permite la entrada a quienes figuran en la lista de colonos o invitados. Este procedimiento es necesario porque hay muchos niños viviendo en El Paraíso Verde y quieren poder seguir moviéndose libre y animadamente por el enorme recinto sin desaparecer de repente.
Erwin Annau:
“Mi esposa Sylvia es el alma de la comunidad, con su sabiduría, sus amplios conocimientos y su experiencia vital”.
“No somos gurús ni líderes de sectas. Rechazamos firmemente eso. Somos iguales entre iguales. Todos somos criaturas divinas bajo un solo Señor Dios. Nadie es mejor que nadie. No queremos dirigirles, ni “escolarizarles”, ni aspiramos a que nos consideren VIP.
Simplemente queremos tener a nuestro alrededor personas normales cuyo objetivo sea desarrollarse más -espiritual, mental y físicamente- y que quieran alcanzar sus metas, sean cuales sean, en armonía con la naturaleza y con otras personas.”
“Simplemente hemos creado el campo de juego de la libertad para la autorrealización. Hay que jugar”.